La dehesa de El Palancar, hoy conocida como «Los Palancares» o también denominada en los últimos años «Dehesa de los Toros» por haber pertenecido a un ganadero de Cabanillas y donde aún hoy se crían reses bravas, resiste de momento el empuje de la fiebre urbanística, pese a haberse intentado construir en ella más de 700 viviendas. En el pasado, esta dehesa fue parte de los montes comunales de Venturada, hasta que fue vendida como consecuencia de las desamortizaciones civiles. Era tradicionalmente aprovechada para pastos mediante arriendos en subastas públicas y se explotaba entre Navidad y el primer día de marzo como pasto de invierno completando este servicio que también se hacía en El Carrascal, así mismo monte comunal hasta fines del pasado siglo que fue comprado por un natural de Torrelaguna.
El pago de los Almajanes en la zona occidental del término. El valor histórico de esta parte se enlaza con el despoblado de Placer de ver y el arroyo del Albalá, etimológicamente el remolino en árabe. Las suaves laderas del oeste de Venturada son su origen histórico y se han mantenido hasta hoy a salvo de la especulación del suelo salvaguardándose como un paraje natural hasta ahora mismo.