La construcción de los edificios en venturada siguió el tipo de arquitectura rural propio de los núcleos ganaderos serranos. Los edificios de vivienda de esta tipología se encuentran diseminados por el núcleo primitivo, siendo su presencia más fuerte en los bordes y en las proximidades de la antigua travesía de la carretera nacional Madrid-Burgos. Estas edificaciones de carácter popular están ejecutadas con técnicas constructivas tradicionales, basadas en la utilización sistemática de muros de carga de mampostería, revocada y encalada, sobre los que descansa la armadura de madera que sostiene las cubiertas, que exteriormente están formadas por grandes paños de teja curva, generalmente a dos aguas.
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Las viviendas suelen ser de planta rectangular desarrolladas en una o dos alturas con cámara, destacando en algunas la presencia de amplios paños murales en los que los vanos – ventanas y puertas – toman una disposición arrítmica y arbitraria, de carácter meramente funcional y carente de elementos decorativos. En ocasiones, las viviendas adquieren mayor importancia espacial y se instalan en la trama urbana del casco, ocupando grandes parcelas en esquila que permiten desarrollos constructivos más sólidos y en las que existen corrales laterales y espacios destinados al almacenamiento agrícola. Excepción a lo dicho sería el edificio situado en la antigua carretera nacional Madrid-Burgos, justo en el borde occidental de la travesía, que debido a su origen como parador y venta tiene mayor entidad, tanto de volumen como de espacio. Se trata de uno de los edificios más emblemáticos del municipio por su significado. Venturada fue y es pueblo que vive de la carretera que une el centro de la península con Francia y su parador actuaba de casa de postas o lugar donde se cambiaban y refrescaban las caballerías tanto de monta como de arrastre. La función de venta de este edificio le convierte en el centro neurálgico de la actividad económica desde el reinado de Carlos III cuando Agustín de Betancourt adecuó el Puerto de Somosierra como principal punto de unión entre ambas mesetas. A pesar del despegue de estos años centrales del siglo XVIII, la actividad carretera de venturada es mucho mayor. Centro de dos ejes de comunicación, el Valle de Guadalix y la N-I, es lugar de descanso de viajeros cuya antigüedad se puede remontar a fines del Imperio Romano, tal como revela la Terra Sigilata Hispánica hallada en el término municipal, que nos podría señalar la presencia de una Mansio Itineraria en esta zona.
Actualmente trasformado en al menos cinco viviendas unifamiliares mantiene intactos gran parte de los elementos estructurales y constructivos originales. De planta rectangular y dos alturas, es un ejemplo más de la arquitectura rural del pueblo en el que destaca la amplia cubierta a cuatro aguas donde aparece una pequeña buhardilla. En el piso alto se sitúan balcones y grandes ventanas, algo que es excepcional dentro del conjunto de muestras de viviendas rurales de Venturada.
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Hasta nuestros días han llegado también ejemplos de construcciones estrictamente agropecuarias como los pajares y los cortijos. Los primeros eran destinados a guardar en ellos la paja y en ocasiones también el ganado de labor. En cuanto a los segundos tenían como función albergar el ganado porcino. Ambos tipos de construcciones son muy sencillas, de planta baja rectangular y una sola altura, normalmente de gran profundidad y reducidas fachadas, edificaciones según los sistemas tradicionales de construcción basados en el empleo de gruesos muros de carga ejecutados con aparejo de mampostería de granito sin concertar, que se agudiza con piezas y enripiarlo. Los problemas constructivos específicos que plantean las esquinas, jambas y dinteles se resuelven por medio de grandes piezas de granito que en ocasiones se labran y adquieren forma de «cremallera» en las esquinas.
La conexión del espacio interno y externo se efectúa por una puerta y en ocasiones aparece un hueco-ventana de reducidas dimensiones.
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Tanto en lo que se refiere a la arquitectura doméstica como por lo que se hace a la construcción agropecuaria encontramos similares características: el predominio de la planta frente al alzado y el del muro sobre el hueco; la carencia de ornamentación; un fuerte sentido utilitario; homogeneidad y coherencia en los programas constructivos; tradición arquitectónica; protección climatológica y adaptación al medio, entre otras.
Desgraciadamente, la construcción tradicional de venturada no supera los años de la Guerra de la Independencia como consecuencia del incendio de la villa por los franceses en 1808. Pero podemos destacar varios edificios existentes que son una clara manifestación de esta arquitectura tradicional. Además del ya mencionado y comentado anteriormente Parador, encontramos el edificio que acoge la Casa de Cultura, un edificio de mediados del siglo XIX que se empleó como Casa Consistorial hasta 1984 cuando se inaugura el nuevo Ayuntamiento. Di titularidad municipal, fue adquirido en 1909 por el entonces alcalde SR.Cid que encargó para celebrar el evento un retrato de toda la Corporación Municipal, el Alguacil y el Secretario del Ayuntamiento. Dicho cuadro presidió el Salón de Sesiones y hoy decora el vestíbulo del nuevo ayuntamiento.
Otras Construcciones de Interés
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En este apartado deben destacarse las tres edificaciones de carácter diferente ejemplos de las obras públicas realizadas por el Canal en la primera mitad del siglo XX, más concretamente en la década de los años 20. Estas son las siguientes: la Casilla del Canal, la Almenara y el Acueducto. La primera se trata de un edificio residencial exento, con planta rectangular y una sola altura ubicado en el extremo noreste del casco. Destaca la presencia de un proche delantero que resguarda la fachada principal orientada al camino de servicio, y un pequeño módulo adosado a uno de los costados. El sistema constructivo se basa en la utilización de gruesos muros de carga de mampostería de granito con refuerzos de sillares del mismo material en las esquinas, estructura que soporta la cubierta a dos aguas de teja árabe.
La almenara por su parte, que se localiza al noreste del término, es de factura muy sencilla. Presenta gruesos muros de mampostería de granito con refuerzo de sillares en las esquinas, y escasos vanos; puerta y ventanas de medio punto con recercados de sillerías.
Por el contrario, el acueducto del sifón del Sacedón, situado en el fondo del valle del arroyo Sacedón, a pesar de sus reducidas dimensiones (22.60 m. de longitud) responde a un sistema constructivo más complejo y elaborado, en el que destacan sus tres arcos de medio punto de cuatro metros de luz, ejecutados con dovelas de granito, material empleado en la localidad.